domingo, 14 de mayo de 2017

Entre Loja y Granada "epílogo de la Casa del Islam en Al Ándalus"


“Fue un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza única en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre…”.

Federico García Lorca sobre la “Toma de Granada” 
10 de junio de 1936

Desde Morón, tierra de la Cal, del Flamenco y de Fernando Villalón -en cuyo término ejerciera su influencia en tiempos no muy pretéritos José María “El Tempranillo” y Antonio Ríos González “El Pernales”- enarbolamos nuestra nave “autodidacta” atravesando el corazón de la antigua Al Ándalus, “Madinat Antikira” -Antequera-, en busca de los vestigios de la última frontera de Al Ándalus “Madinat Lawsa” -Loja-, que tuvo una enorme importancia estratégica al ser considerada “la llave de Granada”.

Antes de llegar a Antequera, nos detuvimos en el restaurante “el Hacho”, a la derecha de la A-92 en dirección Sevilla-Granada, donde solemos parar cuando transitamos hacia la provincia de Málaga y Granada. Allí estimulamos nuestro paladar con un buen desayuno que nos permitió afrontar con ciertas garantías la interesante e intensa jornada cultural que se presentaba, con la retina puesta en la antigua “Madinat Lawsa” donde nos esperaba el monumento de Morayma y Aliatar junto con la antigua mezquita aljama convertida en la Iglesia de la Encarnación que se levantara con la intención ideológica de demostrar la nueva supremacía religiosa bajo el nuevo ámbito histórico y refractario del nuevo Estado, como idea de Castilla.

A lo largo de nuestra ruta por la A-92 se puede observa un considerable patrimonio monumental entre antiguas alcazabas, obras mudéjares, barrocas, torres e iglesias fernandinas sobre antiguos alminares y mezquitas aljamas, baños públicos como centros principales de la vida social “al-hamman” y una arquitectura popular que jalonan las rutas hacia "la antigua Damasco en Granada”, entre pueblos blancos diseminados por la compleja orografía serrana.



En el poniente granadino -con el agua como protagonista-, nos encontramos en la última frontera de Al Ándalus “Madinat Lawsa” con el monumento a la figura histórica de Morayma y Aliatar, ilustres vecinos de Loja junto con el poeta, historiador y filósofo Ibn al-Jatib (Loja, 15 de noviembre de 1313-Fez, 1374) que tendrá una gran influencia en la corte granadina.

Según Ibn Hayyan, en su obra “al-Muqtabis”, la ciudad de Loja se edificó a orillas del río Genil en el año 893 por al-Mutarrif, hijo del emir Abd Allah a su regreso de una expedición sobre el territorio de Bobastro.

Sobre Loja, Ibn Sa`is escribió: “Entre Loja y Granada hay una jornada de distancia, una de las más agradables porque discurre a través de ríos y bajo frondosos árboles durante un largo trecho. ¡Bendito sea Dios, que ha creado tanta belleza!.

Dice al-Mimyari: si tuvierais que casar el cielo con la tierra, éste sería el lugar más apropiado. Loja esta a orillas del río Genil…”

Ibn Al-Jatib, natural de la misma, visir de los reyes Jusuf I y Mohamed V la definió como ciudad de “…rostro risueño y aspecto fascinador, con ríos de copiosas corrientes y muchos arroyuelos; la de frondosas arboledas, cuyas ramas agotaba la brisa; la de jardines y fuentes de verdadera delicia; la de molinos volteados y mujeres hermosas, que curaban los males del corazón; la de abundante caza y racimos de uva que adornaban como sartales los cuellos de las vides; la de las minas de sal, molinos de aceite y copiosas hortalizas…”.

Callejeando por su casco histórico entre callejuelas angostas y empinadas llegamos al barrio de la alcazaba, al cual accedemos a través de un arco de herradura. La primera figura que nos encontramos sentada y afligida frente a la torre de la antigua mezquita aljama es "Morayma" ((Loja, 1467-Laujar de Andarax, 1493), cuyo incierto futuro estará directamente relacionado con la desdicha de Boabdil.

Morayma era la hija de Aliatar, legendario caudillo musulmán que luchara en defensa del reino nazarí durante la Guerra de Granada. Este histórico personaje se llamaba Ibrahim Alí-Atar (1400-1483) y llegó a ser alcaide de Loja desde 1462 hasta 1483. Boabdil al regresar del campo de batalla se enamoró de la bella Morayma. Cuenta la leyenda que llegó a ser la única mujer en la vida de Boabdi y que la amó de verdad.

Aliatar y sus guerreros hicieron un ataque por sorpresa al campamento cristiano a orillas del Genil en el que derrotaron a los cristianos obligándoles a replegarse desordenadamente. Entre los muertos figuró Rodrigo Téllez Girón “Gran Maestre de la Orden de Calatrava y alcaide de la fortaleza de Priego. Esa victoria supuso para Boabdil, retener a las tropas cristianas durante algún tiempo y reforzar su posición frente a su padre “Muley Hacén”. También aumentó aún más el prestigio de Aliatar, que pasó de defender Loja a atacar la frontera castellana.

Pero Aliatar morirá “octogenario” durante la batalla de Lucena en 1483. El viejo y legendario caudillo será recordado por su prestigio militar. El ejército cristiano logró sobrepasar al musulmán alcanzando el triunfo y apresando a Boabdil “Abu abd Allah «az-Zughbî», el Chico” (Mohamed XII).


La alcazaba de la ciudad de Loja responde al esquema denominado de muralla y barrera, en el cual cobra especial relevancia la torre barbacana. En las recientes excavaciones realizadas en la zona próxima a la Torre se han documentado restos constructivos de la época califal, pero las fuentes indican una primera edificación de la Alcazaba a finales del siglo IX (893); y una segunda fase edificatoria en el siglo XIII (después de 1232, cuando la ciudad vuelve a manos musulmanas tras la breve ocupación por los ejércitos del rey cristiano Fernando III). También, y en último lugar parece que el monarca nazarí Abu-al-Walid Ismail (1314-1325) pudo llevar a cabo reformas en la Alcazaba.

En el periodo califal, estas fértiles tierras muestran un fuerte grado de prosperidad. Durante el siglo X se reforzaron las defensas de la ciudad, construyéndose “la noria de Genaza”, así como numerosas torres y atalayas por todo el territorio lojeño. Asimismo, de esta época data el conjunto de alhajas de oro y plata que se conocen como “El tesorillo de Loja”.

La ciudad de Loja, a partir del siglo XIV, se conoce como “Madinat Lawsa” y quedaba incluida en la cora de Elvira. Las torres son de tipología diversa (cuadrangulares, de variación circular y semicircular y octogonal), pero existe un uso generalizado del aparejo mixto de mamposteria y del sillarejo para regularización y refuerzo de ángulos. También hay “tabiya”, es decir, tapial de calicanto y de terriza en algunos paños de muralla y en algunas torres de la zona alta de la alcazaba.

No cabe duda que Ibn al-Jatib (Loja 1313-Fez 1374) es considerado la figura lojeña más importante y representativa del antiguo Reino nazarí de Granada. Pasó la mayor parte de su vida en Granada ocupando altos cargos políticos, siendo merecedor de haber sido doble visir. Sus más de 70 obras de campos tan diversos como la historia, poesía, relato de viajes, medicina y muchas otras disciplinas, son fuente inagotable para entender los hechos de su época. 


Las angostas y sinuosas callejuelas que desembocan en la alcazaba están repletas de poemas en honor del poeta Ibn al-Jatib. La ciudad de Loja se construyó en el año 893 por al-Mutarrif, hijo del emir Ábd Allah. A partir del siglo XIV, se conocerá como “Madinat Lawsa” llegando a tener 39 torres y 10 puertas, siendo considerada por los reyes cristianos como “la llave de la antigua Garnatha “Granada”.

Loja adquiere su auténtica dimensión urbana durante la Edad Media como Puerta de Granada. Al-Jatib describió las bellezas de Loja en sus viajes por la antigua Al Ándalus.

Loja será considerada en aquellos tiempos una ciudad estratégica de la máxima importancia, considerada “la llave de Granada” por las tropas cristianas. Tras un asedio de varios días, el mismo Boabdil entregará la ciudad al rey Fernando de Aragón en 1486.


Salimos de Loja pasando por la fachada de la iglesia de la Encarnación (s. XVI-XVIII) construida sobre el solar de la antigua Mezquita Aljama. Su torre campanario se ha convertido en emblema y faro de Loja, visible desde cualquier punto de la ciudad.

Otra ciudad importante en la última frontera andalusí fue la antigua Hisn Montefrid (Montefrío) que llegó a formar parte de un sistema defensivo -que junto con Alhama de Granada, Loja, Íllora y Moclín formarían parte de “la última frontera de al Ándalus”-, antes de su conquista por los Reyes Católicos el 26 de junio de 1486.


La fortaleza árabe de la antigua Hisn Montefrid "Montefrío" se construyó en 1352 cuando reinaba en Granada Yusuf I. Dicha obra sería realizada por el mismo arquitecto de la Alcazaba de la Alhambra. Se sabe que tenía una gran Torre del Homenaje, tres plazas de armas y dos amplios aljibes “al-yug”. El castillo árabe llegó a ser la residencia de Aben Ishmail III, que más tarde se convertiría en el rey nazarí de Granada “Yusuf V”.

La toma de Loja, Moclín e Íllora irá estrechando el cerco sobre la villa, que acabó por rendirse en junio de 1486. Con su caída, la Vega, y la propia Granada, quedaron a merced de los Reyes Católicos.

La escarpada orografía sobre la que se asentaban las alcazabas ofrecían una doble ventaja: dificultar la llegada del enemigo hasta la alcazaba y permitir divisar al enemigo cuando éste se aproximaba.

Alhama de Granada estaba situada geoestratégicamente en un importante cruce de caminos al ser la puerta de entrada al Reino de Granada. 


Etimológicamente Alhama proviene del árabe “al-hamman” que significa baños árabes.

La importante plaza fuerte de Alhama de Granada fue tomada el 28 de febrero de 1482 por Rodrigo Ponce de León, Marqués de Cádiz en represalia por la toma de Zahara por parte de las tropas nazaríes.

La toma de Alhama de Granada tuvo enormes efectos psicológicos en el reino nazarí al ser la clave en la descomposición posterior del reino de Granada cuyo eclipse será cuestión de tiempo por las guerras internas entre clanes.

En la Vega de Granada, muy cerca de la ciudad de la Alhambra entramos en Santa Fe por la "Puerta de Loja" situada en el oeste de la ciudad, que en pocos días mandaron levantar Fernando e Isabel con el objetivo de “destruir los enemigos contrarios a la Fe, por eso creen que se le debe llamar Santa Fe”.


Santa Fe ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos que cambiarán el rumbo de la historia moderna. Una mirada retrospectiva nos recuerda que el origen de su casco histórico de forma cuadrada ha sido la consecuencia de un campamento militar provisional en 1483 convertido en definitivo en 1491. El campamento cuadrado de obra en piedra y ladrillo constituyó un enorme golpe psicológico para los últimos habitantes sitiados en la Alhambra significando el epílogo del último bastión del reino nazarí en 1492.

Tenía 60.000 hombres tras sus murallas y por su interior discurrían dos calles que se cruzaban perpendicularmente hasta llegar a las murallas. En su eje central destacaban cuatro puertas que aún perduran: la Puerta de Sevilla al sur, la Puerta de Jaén al norte, conocida como de los Carros. La Puerta de Granada al este y la Puerta de Loja al oeste, denominada la puerta de Jerez. 

No debemos de olvidar que los Reyes Católicos han sido considerados por la cultura cristiana como “adalides” de la fe católica. “Santa Fe” era el preludio de la hegemonía de la nueva unidad política y religiosa establecida por los Reyes Católicos “per secula seculorum”. La Iglesia cristiana desde su hegemonía religiosa pretendía que los moriscos olvidaran sus costumbres reprimiendo cualquier indicio de simpatía islámica.



Pinos Puente -muy cerca de Santa Fe-, será el escenario donde los mensajeros de Isabel la Católica alcanzaron a Colón cuando éste había tomado la decisión de abandonar España desesperado de conseguir la ayuda de la reina Isabel I de Castilla para su viaje.

Las Capitulaciones de Santa Fe es un auténtico legado como fiel reflejo del devenir histórico. Un trascendental acontecimiento para la historia moderna suscrito con Colón un 17 de abril de 1492 y considerado por algunos especialistas como el primer documento escrito de la Historia de América.

La retina de la historia nos habla de una serie de Acuerdos y Capitulaciones de Santa Fe entre los años 1491 y 1492 formalizados por Fernando de Aragón e Isabel de Castilla con Cristóbal Colón en el campamento militar.

Es evidente que al declive del reino nazarí como último reducto musulmán contribuyó sin duda, las guerras intestinas entre clanes o linajes, destacando personajes históricos como: Soraya, Aixa, Muley Hacén, el Zagal y Boabdil como último rey nazarí, con su esposa Morayma, mujer de biografía desdichada irremisiblemente vinculada a la incierta vida de su esposo.

Cuenta la leyenda que encontrándose Muley Hacén ya anciano se retiró a morir al castillo de Mondújar en el “Valle de Lecrín”, en compañía de Zoraya. El 28 de octubre de 1485, tras invocar al arcángel Azrael y taparse el rostro con un Corán abierto, entregó su alma a Alá. Cuentan que Zoraya, para que su sepultura no fuera profanada jamás, ordenó conducir el cadáver a lo más alto de Sierra Nevada -Solair, para los árabes-, en cuya más alta cumbre mandó inhumar sus restos, cubiertos por la bandera roja de los nazaríes, bajo las nieves perpetuas. 

Desde entonces este pico -el más alto de la Península Ibérica con 3478 m. lleva el nombre de este monarca nazarí: Muley Hacén "Mulhacén", padre de Boabdil y hermano de El Zagal.


¡Qué lejos quedaba ya para Boabdil aquel insigne varón de la Casa de NASAR llamado Alahmar, que fundara la Alhambra!....

No hace falta imaginarse lo que sentiría el desdichado Boabdil al perder la Alhambra “paraíso terrenal” por la belleza con la frescura y el encantador murmullo de sus fuentes y corrientes continuas de agua que entran desde Sierra Nevada y vuelven al Valle del Darro.

Por tal motivo, seguimos oteando las huellas de Boabdil, pero eso formará parte de otra interesante historia del blog de mis cupas, que más bien parece estar sacado de los "Cuentos de la Alhambra" de Washington Irving o de las Mil y una noches.

Desde la Alhambra de Granada, para el blog de mis cupas...



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