martes, 28 de octubre de 2014

Una visita a Huertoliva




Andaluces de Jaén
     Aceituneros altivos
Decidme en el alma, ¿quién,
Quien levantó los olivos?
Andaluces de Jaén...

Miguel Hernández (1937) 


Breve introducción

El aceite de oliva ha sido considerado la génesis de nuestra civilización y piedra filosofal de nuestra dieta mediterránea. El olivo  ha estado omnipresente en nuestra cultura andaluza debido a que nuestra tierra goza de evidentes condiciones climatológicas y de adaptabilidad al cultivo, lo que denota que el efecto mediterráneo acaba donde el olivo deja de ejercer su influencia.


Molino de sangre "Molino Nuevo" en Morón

La Bética romana a través de la Vía Augusta –Itálica, Córduba, Astigi y Gades- transportaba ya desde sus embarcaderos a través del río Guadalquivir -río Baetis romano- y Baelo Claudia el codiciado óleum, almacenado en ánforas hasta Roma.


Monumento al aceite, en Morón

Las almazaras en su proceso histórico ha pasado de formar parte de una artesanía rural a las modernas tecnologías industriales. Los antiguos molinos de molturación tenían muelas de piedra cilíndricas y cónicas. Durante el siglo XVIII hasta el XIX predominan las prensas de viga y quintal en los viejos molinos aceiteros para ir dejando paso a la prensa hidráulica –todos ellos por medios mecánicos extraían el aceite de oliva en frío-. 


Molino Nuevo, en Morón


En la actualidad predominan las modernas tecnologías que contribuyen a elaborar un aceite de oliva de elevada calidad al recibir, sin esperar, la aceituna sana, madura y entera que evita los procesos de oxidación que deterioran su calidad y alteran el sabor, elevando su acidez.


Etimológicamente el término aceite proviene del arameo zait que arabizada pasó a ser zaitum y en andalusí derivó az-zait que significa jugo de la aceituna. El término aceituna también se remonta al arameo zaytūnā que pasó al árabe clásico zaytūnah y en al Andalus azzaytúna, cuyas reminiscencias y efluvios legados por nuestros ancestros han permanecido hasta nuestros días.

Almacén de aceite en el "Molino Nuevo" de Morón

El mundo del olivar está asociado a la recolección de la aceituna y a la obtención del aceite de oliva. En Andalucía la etimología del término “cortijo” es posible que venga del latín cohorte que significa “patio”. 

Antiguo molino de Alcalá, en Morón -Fremap en la actualidad-.

El repartimiento de tierras durante la Edad Media originó los grandes latifundios con sus características socioeconómicas acentuadas en el siglo XIX y comienzos del XX, polarizado socialmente. 

Por un lado los braceros o pecheros, jornaleros sin tierra que poseían sólo la fuerza de su trabajo y por otro, el caciquismo que ejercía su enorme influencia. De ahí que el latifundio ha contrastado siempre con la humildad del pequeño propietario siendo el cortijo aceitero el referente dentro de la arquitectura ancestral del olivar.

II


En el tajo, una gélida mañana de esas que cortan los huesos,
cara y manos casi inertes entre los olivos bajo el frío intenso...

"A comienzos del otoño las aceitunas se tornan en color negro brillante. Son meses de frenética actividad que genera abundante mano de obra mientras dure la cosecha. El campesino mediante el uso de varas largas y flexibles “azota” con delicadeza las ramas de olivo que dejan caer sus frutos sobre una red o manta extendida bajo el mismo olivo y desde ahí se transportan hasta las almazaras que esperan las aceitunas para extraerle el preciado aceite de oliva  denominado el “oro verde”…

Tradicionalmente la compra de la aceituna siempre ha sido realizada por escasos compradores en forma de oligopolio que han ejercido un poder casi completo sobre el precio de la aceituna generando que los pequeños propietarios apenas les alcance los ingresos para cubrir los costes de mantenimiento del olivar y la recogida de la aceituna.


Para evitar este tipo de contingencias, nace en 2011 Huertoliva con el apoyo de Coop 57- –una banca ética que destina sus recursos a la economía social-. 

Un grupo de trabajadores con una manifiesta sensibilidad social adquiere una pequeña almazara denominada “Huertoliva” desde la cual elaboran el aceite de oliva virgen extra de alta calidad con marca propia siendo un instrumento que puede evitar el férreo control de las grandes industrias y distribuidoras del aceite de oliva. Es evidente que no están dispuestos a dejar en manos de los grandes oligopolios el fruto de su trabajo.




El aceite de oliva posee su nomenclatura. El aceite de oliva virgen extra es de excelente calidad y goza de mayor reputación al poseer irreprochables características de calidad y de baja acidez con un sabor ligeramente amargo resultando equilibrado al paladar. 
El aceite de oliva ecológico respeta nuestro entorno y la biodiversidad, lo que preserva los suelos al usar recursos naturales como el estiércol en lugar de abonos químicos y plaguicidas, lo que permite obtener un aceite de oliva virgen extra de alta calidad que beneficia nuestra salud respetando nuestra cultura tradicional.


El proyecto Huertoliva se basa en la economía social y reapropiación obrera de la riqueza, generando empleo de calidad en un momento de grave crisis económica y social, posibilitando que los pequeños propietarios del olivar, en caso de no recibir un precio justo por sus aceitunas, puedan convertir su cosecha en aceite, mediante el pago del servicio de molturación. De este modo, no se verán obligados a vender su cosecha a los actuales compradores que ejercen un oligopolio sobre el mercado. Se enmarca en ser soporte de subsistencia vital para las personas que trabajan por la transformación social dentro de un mundo sostenible basado en la cooperación, frente a la competencia y lucro como base innata de la economía capitalista.


En la campaña de 2011 empezaron a moler solo por la maquila (traen sus aceitunas y se llevan su aceite, pagando la molienda). En 2012, además de la maquila, producen aceite con marca propia de aceitunas de olivares abandonados, de rebusca y de familias con pequeñas parcelas. Esto tiene el inconveniente de que no puede ser certificado como ecológico. La cercanía de la materia prima junto con la extracción en frío y el proceso empleado en la molturación inferior a 24 horas desde la recepción del fruto permite obtener un aceite de oliva virgen extra de la máxima calidad.

El amigo Paco Olmo y Carlos me explicaron “in situ” todo el proceso de molturación de las aceitunas que permite obtener un aceite de oliva virgen extra de máxima calidad sin emplear sustancias artificiales como aditivos, colorantes, saborizantes, aromatizantes ni enzimas aceleradores de la extracción. Al tratarse de una pequeña almazara, cada partida de aceite tiene sabores distintos ya que depende de las variedades de aceituna y del momento en que es recolectada. 


La aceituna llega fresca, recién cogida del olivo y se lleva a la planta de transformación para convertirlo en aceite madre, del primer prensado y en frío.  El pequeño productor observa en todo momento como sale el rendimiento de su aceituna convertido en aceite de oliva virgen extra por el vertedor para su posterior envasado. Tan sólo abona la maquila, el pago por la molienda, bien en metálico o en especie.

La aceituna llega a la planta recién recolectada y la limpiadora limpia de hojas e impurezas la aceituna pasando al pesado y a través de la cinta transportadora pasar al molino, la termobatidora, la centrifugadora horizontal y vertical para finalmente recibir el aceite de oliva virgen extra en el vertedor, donde se dispensará en envases para su consumo. El aceite de oliva virgen extra de aceituna selecta es obtenido de la primera extracción y sólo mediante procedimientos mecánicos, envasado sin filtrar a fin de conservar todo su aroma y sabor, de variedades autóctonas como la morona, manzanilla fina, y lechín.




Su almacenamiento se desarrolla en tanques de acero inoxidable con temperaturas vigiladas, apto para embotellar y consumir. La cata del consumidor es el análisis final de un producto saludable para todas las edades pero sobre todo para la infancia y las personas mayores. Por otro lado, el aceite de oliva ecológico posee una acción farmacológica y se utiliza en cosmética al mantener todas sus propiedades.

La aceituna que se procesa es generalmente manzanilla con un rendimiento entre el 15 y 20%. La morona, que es una variedad de la manzanilla está en torno al 7% de rendimiento y goza de una magnífica calidad. El residuo o alpechín que queda se utiliza como biocombustible en orujeras cercanas pero también puede utilizarse como fertilizante aunque su uso está poco extendido.

El producto ecológico comercialmente justo va concienciando poco a poco al consumidor responsable que reflexiona y se interesa por la calidad de las materias primas y al mismo tiempo se preocupa por su impacto medioambiental.


El aceite de oliva virgen extra HUERTOLIVA no tiene certificaciones, ni denominaciones porque tienen claro con la gente que quiere compartir el fruto de su trabajo. El proceso se realiza en su almazara realizado con las aceitunas que vienen de los pequeños productores, familias jornaleras con un pedazo de tierra en un cerro, de aquellos que no reciben ayudas europeas, de aquellas personas que estaban obligadas a malvender su cosecha, o de aquellos que esperan la rebusca y que han confiado en un proyecto realizado por y para jornaleros sin intermediarios.

Es primordial tanto para el consumidor como para el productor tener muy claro si un producto es ecológico, por encima de etiquetas y denominaciones de origen. Normalmente este tipo de aceite no está en los mercados y es el consumidor quien debe valorarlo. Por tanto, los hábitos saludables del consumidor son los que deciden en última instancia el producto de calidad adquirir y el productor en este caso, tiene muy claro con la gente que quiere compartir el fruto de su trabajo.

"Es evidente que otra forma de consumir mediante el consumo responsable es posible".

El aceite de oliva virgen extra posee un alto contenido en ácido oléico, polifenoles, vitamina E y oxidantes que retardan el envejecimiento de las células y contribuyen a regular el colesterol en la sangre, previniendo el riesgo de infarto.

La visita al “Molino Huertoliva” terminó con la cata del aceite de oliva virgen extra de máxima calidad sobre una buena tostada de pan de pueblo. 


¡Un placer para los sentidos!.


P.D. Existen otras iniciativas muy interesantes en Morón pero pertenecen a otro ámbito.

domingo, 26 de octubre de 2014

Visita al "Molino Nuevo" de Morón



Verde intenso del aceite que se rezume en la vieja almazara, 
fruto de olivos retorcidos entre lomas y surcos del tiempo.
¡Quién encala nuestras limpias miradas entre blancos sueños!,
…la cal de mi tierra perenne legado de nuestros ancestros.

Una tarde de octubre acompañado del amigo Mané visitamos el Molino Nuevo del siglo XVIII a pocos metros del Museo de la Cal de Morón, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Cuando llegamos a la puerta del cortijo, se puede observar un bello paisaje con la Sierra de Morón como fiel vigía desde su privilegiada atalaya. El cortijo “Molino Nuevo” me recordaba aquéllas bellas estampas que salían en la serie “Curro Jiménez” en tiempos pretéritos y que forman ya parte de la retina de nuestro recuerdo.

Etimológicamente el término morón significa primer monte o sierra de una cadena montañosa.




Fuimos recibidos por Carmen y Pablo –muy campechanos como se dice en nuestra tierra- quienes nos explicaron “in situ” de una manera didáctica e ilustrativa el funcionamiento del molino tradicional y la prensa de viga y quintal, así como otras anécdotas interesantes de aquélla época como la presencia de “bandoleros” como el “Barquita”, “El Pitero” y “Gonzalito” a finales del siglo XIX que tenían atemorizado a todo el término municipal de Morón.


En la hoja está grabado "Antes la muerte que la deshonra".


Las prensas de viga y quintal han formado parte de la memoria histórica de las almazaras tradicionales desde tiempos romanos hasta la aparición de las prensas hidráulicas. Un completo recorrido que explica el proceso de elaboración del aceite de oliva virgen como cultura milenaria del aceite y sus usos, desde la recogida de la aceituna hasta almacenar el aceite de oliva en las bodegas donde se depositaban en grandes tinajones.




No debemos de olvidar que el aceite de oliva ha sido considerado “la génesis de nuestra civilización y piedra filosofal de nuestra dieta mediterránea”. El olivo ha estado omnipresente en la cultura andaluza desde los tiempos de los fenicios y griegos. En la antigua Atenas de Pericles una rama de olivo simbolizaba la paz. A los vencedores de las antiguas olimpiadas griegas se les obsequiaba mediante una corona realizada con ramas de olivo silvestre -acebuche-.

Los romanos utilizaban el puerto de Baelo Claudia para transportar las ánforas de aceite de oliva virgen a la Eterna Roma. Algunos autores consideran que el efecto mediterráneo acaba donde el olivo deja de ejercer su influencia.






Un patrimonio vivo como legado ancestral de nuestra historia. Existía un dicho en aquélla época “la campaña del aceite empezaba por San Andrés (30 de noviembre) y terminaba por San José (19 de marzo)”, lo que nos da una idea de las peonadas que se generaban en los molinos de aceite tradicionales. Nos comentan Carmen y Pablo que la aceituna cuando está en su punto  óptimo de calidad para la molienda es cuando empieza ligeramente a cambiar de color -de verde a negra-.

Si la retina del recuerdo de las almazaras pudieran extrapolar profesiones desaparecidas se podrían encontrar: maestros molineros, husilleros, peones, los carreteros, guarnicioneros, cordeleros, alfareros, talabarteros, carpinteros, herradores y un largo etcétera. Existen innumerables motivos para preservar esa memoria histórica de la cultura de nuestro aceite de oliva. La Administración debiera de canalizar de algún modo ese legado ancestral para ponerlo en valor de todos los ciudadanos para uso y disfrute de la cultura mediante visitas concertadas mediante algún tipo de convenio.




En Morón sólo queda un cortijo aceitero con prensa de viga y quintal del siglo XVIII “Molino Nuevo” y en toda Andalucía tal vez menos de una treintena. Lo peor que le puede ocurrir a cualquier patrimonio cultural, sea del tipo que sea es que pueda perder la memoria y con ello caer en el olvido.

El castillo de los antiguos alkevires y posterior reino de taifa  (1013-1066) como vestigio del pasado puede ser sólo un ejemplo.

¡Se imaginan para un escolar lo didáctico que sería poder estudiar en el campo visitando el nacimiento del Guadaira (Wad al-Ira), el Museo de la Cal y terminar su jornada en el Molino Nuevo. ¡Un auténtico museo de la cultura ancestral del aceite con raíces etnológicas!.




Molino Nuevo es un bello cortijo del siglo XVIII encalado con una portada en la fachada realizada con una piedra nativa de Morón denominada moronita, Su patio empedrado con el olivo en su parte central forma parte de su arquitectura vernácula, es decir que está realizado todo el conjunto con elementos de la zona como los techos de cañizos, vigas de madera, solerías de piedra, paredes encaladas con cal de nuestra tierra…

Al fondo resalta su torre que servía como contrapeso a la prensa. El molino se situaba en dirección norte y las ventanas carecen de cristales para permitir la circulación del aire.



La primera fase de la molienda se realiza en un molino de “sangre” al ser la tracción animal la que movía la muela de piedra cónica que molturaba la aceituna a la anchura que tenía la piedra. El malacate se enganchaba al tiro del animal. La primera fase consistía en triturar las aceitunas. El molino de piedra cilíndrica o cónica constituye el fundamento de los molinos tradicionales de aceite de oliva. Las reatas de mulos entraban cargadas de aceitunas -picudo y lechín generalmente- y se iban depositando en la tolva para ser molidas y la masa resultante pasaba al alfarje de mármol de Pozo Amargo, donde posteriormente era recogida. En el rincón todavía existe una chimenea que calentaba el agua a altas temperaturas que servía para lograr más aceite en sucesivas presiones.




La segunda fase consistía en prensar dicha masa que se realizaba en la segunda gran pieza del cortijo donde nada más entrar lo que más impresiona es la prensa de viga y quintal de 17 m. de longitud, muy utilizada entre el siglo XVII y XIX. La solería es de piedra de Tarifa.

Pablo nos explicó mediante bolígrafo el mecanismo del molino basado en el principio de la palanca. La presión ejercida por el marrano -que era una pieza fuerte de madera, colocada sobre el tablero de las prensas que se utilizaba para igualar la presión y apretar el cargo de los capachos- se realizaba forma progresiva y lenta gracias a un peso de 3.000 kgs. suspendidos en la cola de la viga que se elevaba mediante un tornillo o husillo de madera que lo hacían girar los cagarranchos o “husilleros” que agarraban los dos brazos de madera denominado vigarras. El maestro molinero  era la persona que estaba a cargo de toda la faena.

La prensa de viga y quintal o prensa “de libra” era una viga de pino como pieza fundamental que actuaba a modo de gigantesca balanza, contrapuesta por una torre maciza, que vimos desde el exterior. La palanca se ejercía mediante un torno, que levanta el enorme quintal y aplastaba las esteras de esparto, con la pasta de aceitunas previamente triturada, en el otro extremo. Lavija era el centro de gravedad de la enorme viga. El tornillo  o husillo se untaba con jabón de aceite. De una palanca de primer grado -como un balancín de un parque - se pasaba a palanca de segundo grado,-como actúa un cascanueces-, realizando una presión superior a 80 toneladas por metro cuadrado.




La tercera fase consistía en la decantación natural en grandes tinajas subterráneas. Por la diferencia de densidad el aceite se quedaba arriba y el agua debajo. El aceite en frío de la primera presión era el mejor. Cuando se le añadía agua hirviendo permitía una segunda presión y salía aceite en caliente, de inferior calidad. Si se añadía de nuevo más agua hirviendo el aceite resultante recibía el nombre de lampante. Como su propio nombre indica era el usado para las lámparas de aceite, al no ser apto para el consumo humano. El aceite de oliva pasaba a las tinajas de la bodega apto para su consumo.

Gracias a Pablo nos enteramos de palabras que se usaban en los molinos aceiteros como husillo, guiaderas, marrano, vírgenes, trabones, quintal, bigarras, lavija y un largo etcétera.

Nos despedimos con la grata sensación de haber aprendido muchas cosas gracias al conocimiento de Carmen y Pablo en esta materia.




Ya, en la puerta, Carmen y Pablo no quisieron dejarnos marchar sin que reparáramos en tres detalles de la puerta de entrada: la piedra de moronita que la adornaba, las huellas de los carros sobre el sardinel de entrada y los desgastes en los quicios a la altura de los ejes de las ruedas. Todo ello hacía suponer que aquella puerta habría sido cruzada infinidad de veces en trasiego de  labores agrícolas.  

De vuelta a la carretera muy cerca del museo de la cal, comentaba el amigo Mané, ¿porque no se podría ampliar las visitas también al molino? y hacer un recorrido por la historia de la cal y el olivo, señas inequívocas de la identidad de Morón. Claro que para esto la administración local tendría que estar en la sensibilidad.




En definitiva, una visita muy grata y didáctica en el último molino de viga y quintal “Molino Nuevo” que se encuentra en Morón. Uno de los pocos que sobreviven aún en Andalucía como magnífico legado ancestral de nuestra cultura.

¡Una tarde excelente!.

P.D. La etimología del término aceite proviene del arameo zait que arabizada pasó a ser zaytum y en andalusí derivó az-zait que significa jugo de la aceituna. El término aceituna también se remonta al arameo zaytūnā que pasó al árabe clásico zaytūnah y en al Andalus azzaytúna, cuyas reminiscencias y efluvios legados por nuestros ancestros han permanecido hasta nuestros días. El término zaytum hizo que se dejara de usar el término óleum utilizado por los romanos.

El olivo, debido a su importancia en la alimentación de los pueblos antiguos, se consideró un árbol bendito. Los griegos y los romanos creían que la diosa Minerva regaló el olivo a los humanos. En esa época se utilizaban tres tipos de aceite: de aceituna verde, pintona y madura. El aceite romano (siglos I al IV), se utilizaba en la cocina, en las ceremonias religiosas, en cosmética… Según relata el escritor romano Plinio, las aceitunas de Augusta Emerita tenían un sabor muy dulce.

Prensa de viga y quintal en Emérita Augusta

El dibujo muestra dos contrapesos cilíndricos de granito pertenecientes a una prensa de viga. Este modelo, utilizado por los romanos, se ha mantenido sin modificaciones a lo largo del tiempo. Mediante presión se licuaba la pasta de aceitunas extraída previamente en un molino y el zumo se deslizaba por pequeños canales hasta llegar a los depósitos de decantación.


jueves, 9 de octubre de 2014

El Guadalquivir y Cazorla en la retina del recuerdo

El Guadalquivir visto desde la Torre del Oro, a su paso por Sevilla

Andaluces de Jaén,
Aceituneros altivos,
Decidme en el alma: ¿quién,
Quién levantó los olivos?...

Miguel Hernández


Cuando realizamos alguna mirada retrospectiva de nuestra infancia se nos pueden extrapolar imágenes grabadas en la retina de nuestro recuerdo. Cierta nostalgia, mi época de zagal en aquel primer colegio estudiando la antigua geografía cantando con todos mis compañeros en voz alta, mientras en "profesor" creaba el miedo escénico paseando por el pasillo central del aula con su palmeta de madera en una España invertebrada con mentalidad de sacristía.

Nacimiento del Guadalquivir en la Cañada de las Fuentes, Sierra de Cazorla

«España limita al Norte con el Mar Cantábrico y los montes Pirineos que la separan de Francia; al Este con el Mar Mediterráneo, al Sur con el mismo mar, y al Oeste con Portugal y el Océano Atlántico.»



El nacimiento de los ríos españoles no podía ser menos y seguíamos cantando su curso y desembocadura...

…“El Guadalquivir nace en la Sierra de Cazorla”... pasa por Córdoba, Sevilla y desemboca en el Océano Atlántico, por Sanlúcar de Barrameda.


Antonio Machado en Baeza, también visitó el nacimiento del "río padre de Andalucía", el Guadalquivir

Existe un bello poema del gran poeta don Antonio Machado mencionando su nacimiento. 


“Oh, Guadalquivir!, te vi en Cazorla nacer”…

El nombre de Cazorla ha quedado grabado en la retina colectiva del pueblo andaluz desde que Fernando III “El Santo” establece un criterio por el cual el río Guadalquivir, el más importante de Andalucía y eje vertebrador de culturas por su carácter navegable, nace en la Cañada de las Fuentes, término municipal de Quesada, en el Parque Natural de la Sierra de Cazorla.




El Guadalquivir entre naranjos y olivos es uno de los marcadores de nuestra identidad histórica y cultural andaluza. Etimológicamente deriva del árabe Wad al-Kabir o río grande -anterior río Baetis romano y Tartesis fenicio-, fiel testigo de la historia desde los tartessos, cartagineses, romanos, visigodos, árabes y cristianos.



La cuenca del Guadalquivir es testigo de una fusión entre la cultura autóctona con diferentes pueblos mediterráneos cuyo resultado final ha sido un crisol de culturas con un fuerte soporte demográfico autóctono.

Su nacimiento oficial está en la Cañada de las Fuentes aunque en verano y otoño carece de aporte hídrico. De vez en cuando surge alguna polémica sobre el lugar exacto de su nacimiento. 

Río Guadalquivir, desde Sevilla

Es posible que existan tantos guadalquivires como comarcas quieran reivindicar su génesis como por ejemplo el río Guadalimar,–Wad al-Ihmar o río colorado- que nace en la Sierra de Alcaraz y se dirige al Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Afluente del Guadalquivir, es el más caudaloso por su margen derecha y posee un gran aporte hídrico junto al río Genil (Wad al-Xenil) por su margen izquierda que nace en Sierra Nevada con un gran caudal siendo el segundo río más largo de Andalucía.


El nacimiento del Guadalquivir es de un alto valor ecológico

Desde el punto de vista histórico, el nacimiento del Guadalquivir parece no tener dudas en la Sierra de Cazorla aunque existe una vieja tesis musulmana que menciona que el antiguo Wad al-Kabir nacería en Sierra Nevada. Tampoco podemos olvidar que el Guadalquivir  romano nace en el Guadiana Menor...

Una mañana de otoño cuando la clorofila de los árboles va dejando paso al color ocre y amarillo anaranjado de sus hojas, partimos desde la tierra de la Cal como legado de nuestros ancestros hacia el paraíso interior de Andalucía, la Sierra de Cazorla con sus lomas de tierras trenzadas de verdes olivos que contrasta con el color ocre de sus tierras donde ha brillado con luz propia desde tiempos ancestrales el azzayt –como lo llamaban los árabes-, manantial de salud en forma de oro líquido que se rezume en las antiguas al-ma´saras.


Sendero que lleva al nacimiento del río Guadalquivir

Desde Úbeda iniciamos la ruta hasta Cazorla y la Iruela donde un bello castillo templario nos observa desde su privilegiada atalaya. Transitamos por el Puerto de las Palomas y hicimos una pausa para realizar algunas fotos y observar desde las alturas el pueblo de Arroyo Frío -una pedanía de la Iruela- y la cerrada de Utrero, donde el río Guadalquivir ha tallado a lo largo de miles de años una profunda garganta y Burunchel hasta llegar al Puente de las Herrerías donde dice la leyenda que su primitiva construcción se remonta hacia el siglo XV, en tiempos de los Reyes Católicos cuando habían declarado la guerra al reino nazarí. 


Desembocadura del Guadalquivir. http://blogdegeografiadejuan.blogspot.com.es/

Pasado el puente a unos kilómetros entramos en un sendero ascendente hasta hasta la Cañada de las Fuentes donde está ubicado el punto oficial como nacimiento del río Guadalquivir.

A lo largo de su curso alto pudimos observar y disfrutar de un bello espectáculo con la presencia de ciervos con sus crías, zorros, ardillas y cabras montesas. Terminada la ruta, volvimos por el Puerto de las Palomas hacia La Iruela y Cazorla para volver hacia la monumental Úbeda y Baeza, aunque eso pertenece a otra historia del blog de mis culpas que seguiré compartiendo...


Desde el nacimiento del Guadalquivir...




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