sábado, 29 de marzo de 2014

Visita a la Catedral de Sevilla



“Hagamos una Iglesia
que los que la vieren labrada nos tengan por locos”

Canónigos de  Sevilla en 1401

Al bajar de la Giralda, visitamos la Santa Catedral, considerada el mayor templo gótico del mundo y el tercer templo de la Cristiandad por detrás de San Pedro del Vaticano y San Pablo de Londres.


En el interior de la Catedral se encuentran los restos del almirante Cristóbal Colón, traídos de la catedral de la Habana al independizarse Cuba. Los cuatro heraldos que llevan el féretro a hombros representan cada uno los antiguos reinos de la Corona Española junto al excepcional conjunto de vidrieras realizadas en el siglo XVI.


La Santa Catedral se encuentra emplazada sobre el antiguo emplazamiento de la gran Mezquita Aljama que fuera erigida en el siglo XII. Posee una superficie de 23.500 metros cuadrados teniendo recientemente el Record Guiness al ser el templo mayor en metros cuadrados de todo el mundo cristiano. 

Tiene una longitud de 126 metros por una anchura de 83 metros. La altura máxima en el centro del crucero es de 37 metros. La altura total de la Giralda desde la acera a la veleta es de 96 metros. La catedral de Sevilla es la catedral gótica más extensa del mundo. 



Su longeva historia abarca varios periodos de construcción:

*1184 a 1198 . Construcción de la mezquita mayor de Sevilla y de su alminar. Se conservan partes en el Patio de los Naranjos y en los tercios inferiores de la Giralda. Se hizo con ladrillos.

*1248 a 1401. La mezquita se consagra como Catedral.




*1434 a 1517. Obras en la Catedral gótica. Comenzaron por la parte Oeste. Se hizo con piedra.
*1528 a 1601. Obras renacentistas en la Capilla Real, Sacristía Mayor, Sala Capitular y sus anexos. Destacan la de los cuerpos superiores de la Giralda, obras de Hernán Ruiz Jiménez entre 1558 y 1568.



*1618 a 1758. Barroco de la Catedral: Parroquia del Sagrario y dos capillas menores del mismo lado.

*1825 a 1928, Las últimas obras significativas de la Catedral: tres portadas mayores y el ángulo suroeste.


Salimos por la Puerta del Lagarto que nos lleva al Patio de los Naranjos o antiguo patio de las abluciones de la antigua mezquita almohade -aljama-, con sus canales de riego realizados en ladrillos. En el centro del Patio de los Naranjos, con sus efluvios a azahar destaca una fuente visigoda.


La Puerta del Lagarto debe su nombre a un cocodrilo que cuelga de las vigas del techo. Cuenta la leyenda que allá por el año 1260, un sultán de Egipto envió una embajada al rey Alfonso X “el Sabio” con diversos presentes, entre ellos un cocodrilo del Nilo, para pedir la mano de su hija Berenguela, rechazando la propuesta el rey.

Se trata de una réplica en madera de un cocodrilo auténtico disecado que presidía la nave y que la sabiduría popular la bautizó como Puerta del Lagarto.

Desde su construcción, iniciada en 1401 a partir de la mezquita aljama, la Catedral iría incorporando en sus capillas góticas y renacentistas una excepcional colección e pinturas, en la que estarían representados los principales artistas de Sevilla. Murillo, considerado por el Cabildo como el mejor pintor de la ciudad, comenzó a trabajar para la Catedral en 1655, realizando diferentes encargos hasta 1667. 

La Catedral conserva algunas de las obras más importantes del artista, representativas, además, de sus distintos periodos creativos, desde San Isidoro y San Leandro de su etapa inicial, al retrato de la Venerable San Francisca Dorotea, ejecutado en la última década de su vida. La mayoría de estas pinturas se encuentran en los lugares originariamente pensados para su función espiritual y devocional.

Entre efluvios de azahar salimos por una bella puerta almohade del siglo XII, denominada la Puerta del Perdón.


En la Santa Catedral de Sevilla hacen estación de penitencia todas las Hermandades penitenciales sin olvidar que el germen de la Semana Santa fue gestado en 1521 por obra y gracia del I Marqués de Tarifa-don Fadrique Enríquez de Ribera- que comenzará en la Casa de Pilatos –su casa-cuyo nombre proviene de un Vía Crucis que terminaba en el Humilladero de la Cruz del Campo construido en 1380 por una cofradía de negros. Parece ser que en origen eran 997 metros o 1321 pasos que se supone existían entre el pretorio de Pilatos y el Monte Calvario.


Entre el Humilladero de la Cruz del Campo y la Casa de Pilatos me entretuve contando los pasos aunque salieron bastantes metros más de los 997 metros [entre señales de stop, ceda el paso, semáforos y pasos de cebra].

Google Maps nos dice que a pie dicha distancia es 1,9 km.


Desde la Plaza de Pilatos degustamos Sevilla hasta la Plaza de la Alfalfa, Plaza del Salvador y así sucesivamente hasta llegar a la Catedral, el Archivo de Indias, los Reales Alcázares, las Altarazanas Reales,  Torre del Oro, Parque de María Luisa, Museo Arqueológico y volver de nuevo por las veredas de la historia hasta llegar al Museo de la Encarnación y disfrutar desde el mirador de las Setas como nuevo espacio para la Sevilla de vanguardia de una bella panorámica. En definitiva, disfrutar de Sevilla a pie.




La Catedral de Sevilla en tiempos de Murillo

Dentro de la Santa Catedral de Sevilla como el centro neurálgico de la vida religiosa dedicamos nuestro tiempo también al pintor Murillo en cuyas fuentes habíamos bebido en el Museo de Bellas Artes, la Iglesia de Santa María la Blanca y el Hospital de la Caridad. No cabe la menor duda, de que cualquier artista de la época ansiaba trabajar al servicio del Cabildo catedralicio. Murillo era considerado por el Cabildo como el mejor pintor de la ciudad trabajando para la Catedral entre 1655 y 1667, realizando algunas de sus obras más relevantes.


Desde que en 1401 el Cabildo de la Catedral decide levantar una nueva construcción que sustituyera a la antigua mezquita, muy dañada por el terremoto de 1356, el templo metropolitano se convierte en un gran atractivo para arquitectos y artistas de toda Europa, convirtiéndose en el gran mecenas artístico.

En 1604 el Sínodo convocado por el Arzobispo don Fernando Niño de Guevara ordena que todas las cofradías de Semana Santa hagan estación en la Catedral. Con ello el templo se convierte no sólo en el centro litúrgico sino también devocional de la diócesis. En tiempos de Murillo, La Catedral y el Palacio Arzobispal simbolizaban el poder omnímodo de la Iglesia.

Lienzo de San Antonio de Murillo, en la Capilla de San Antonio (Santa Iglesia Catedral de Sevilla)


Esta medida supone además el control total por parte de la autoridad eclesiástica de las manifestaciones de fe populares regulándose otros aspectos como los días en que se puede realizar la estación de penitencia, los hábitos de los disciplinantes, que no pueden participar mujeres, que se revisen las imágenes y sus vestimentas así como las insignias y que no se puedan crear cofradías sin la aprobación del arzobispo.

Las hermandades y cofradías, romerías, retablos, cruces en las calles, rosarios públicos y toda clase de manifestaciones de la religión celebrada y asumida por el pueblo, se convierten en la punta de lanza de la doctrina tridentina. No sólo hay que tener en cuenta a las hermandades de la Semana Santa, aunque éstas sean las más conocidas y cuyo número se incrementan exponencialmente en los últimos años del siglo XVI y durante el XVII; existen las dedicadas al culto al Santísimo Sacramento, la de las Ánimas, las llamadas de Gloria (que rinden culto a imágenes de la Santísima Virgen), en especial a las patronas de los barrios, etc.

Poco a poco, a través de los siglos, los más destacados artífices dejarán su huella en las distintas dependencias que se van construyendo y en las múltiples obras de orfebrería, pintura, escultura, bordado, música, grabado…

Inmaculada Concepción de Murillo, en la Sala Capitular de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla


Todas las artes y ramas del saber de su tiempo se pondrán al servicio de un único fin, la evangelización y la transmisión de la Fe católica al pueblo fiel. Una gran importancia va a tener también las donaciones de obispos, canónigos y particulares que dotarán a la Catedral, convertida en espejo y orgullo de la propia ciudad, de un patrimonio excepcional. 

Bartolomé Esteban Murillo trabaja en el Cabildo desde 1656 hasta casi el final de su vida. No sólo se dedicó a realizar obras de nueva factura sino que también se encargó de algunas restauraciones. La mayor parte de sus obras permanecen en los mismos lugares de la Catedral para las cosas que fueron pensadas.

El hijo de Murillo, Gaspar Esteban llegó a ser canónigo de la Catedral, siendo enterrado en la nave de San Pablo, en el lateral del Altar Mayor. 

La Catedral exhibe entre otras importantes obras los cuadros de La Inmaculada -en la Sala Capitular-, San Antonio de Padua en la Capilla de San Antonio y San Isidoro y San Leandro -en la Sacristía Mayor- entre otras importantes obras de Goya o Zurbarán.

San Isidoro y San Leandro de Murillo, en la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla


Desde Sevilla, para el blog de mis culpas...



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2 comentarios:

  1. Muy buen trabajo.Me encanta algunas fotos y me gustaría si me das autorización a poner algunas de ella en mi próximo libro titulado Luises.Por supuesto haré referencia q son de tu blog.
    Muchas gracias
    luisfpt1@gmail.com
    Luis Pérez Torres

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  2. Todas las fotografías son públicas. Saludos

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