domingo, 2 de junio de 2013

Viaje a la antigua "CARMO" de la Bética Romana


Carmonenses, quae est longe firmissima totius provinciae civitas
Carmo es con mucho la ciudad más fuerte de toda la provincia.
Caesar


Con la retina  anclada aún en el recuerdo del imponente y bien conservado Alcázar de la Puerta de Hispalis donde transitamos por breve tiempo durante nuestro regreso de la antigua Córduba y Madinat al-Zahra árabe, volvimos de nuevo a visitar esta bella y milenaria ciudad de Carmona a través de un itinerario autoguiado descubriendo poco a poco  un paisaje urbano singular entre calles empedradas y angostas, donde se sintetiza la historia de Andalucía bajo un término municipal. Por lo interesante de la visita vamos a dividirla en dos partes: la “Carmo” romana y la "Qarmuna" musulmana.
En la época romana la antigua Carmo empezó a adquirir los primeros trazos de su aspecto actual donde todavía se perciben en la actual Carmona dos ejes viarios: el llamado Decumanus Máximus que iba desde la parte occidental "Alcázar de la puerta de Hispalis" hasta la oriental "la puerta de Córdoba" atravesada por el Cardus Máximus de norte a sur por las puertas del Postigo y de Morón (ya desaparecida). 

Carmo formaba parte de la Vía Augusta, calzada romana desde Roma, que pasaba por los Pirineos hasta llegar a Cádiz, pasando por las ciudades de Córduba, Itálica y Astigi (Écija).




Estatua de una figura de mujer con la inscripción "Servilia". Museo Arqueológico de Carmona

En Roma eran muy apreciados los productos de la Bética que se trasladaban en ánforas por el Mar Mediterráneo como el vino, el aceite de oliva y el garum, una salsa de pescado realizada con vísceras fermentadas que servía como condimento indispensable en la mesa romana y que provenían de la antigua Baelo Claudia.



La "Puerta de Córdoba" representa uno de los símbolos  de la antigua "Carmo" desde los tiempos de la expansión de Roma como arranque de la Vía Augusta hacia Córduba


Carmona, ciudad que desde la Antigüedad ha sido considerada como uno de los principales enclaves del Bajo Guadalquivir debido a su posición estratégica al controlar las principales vías de comunicación de la zona. La topografía de la antigua “Carmo” se caracteriza por estar ubicada sobre una elevada meseta sobre laderas inclinadas (alcores), lo que le ha otorgado un importante papel en su defensa estratégica, reforzada en la época romana por una muralla que abarcaba todo su perímetro con puertas fortificadas. “César manifestó que era la ciudad mejor defendida de toda la Bética”.



Existen restos arqueológicos anteriores al siglo VIII a.C., cuyas fuentes literarias latinas hablan de los turdetanos como pueblo próspero, culto y pacífico descendientes de los tartesios. Los cartagineses construyeron un baluarte sobre una primitiva torre ubicada en la antigua Puerta de Sevilla. En el año 206 a. C., la antigua “Carmo” es conquistada por el Imperio Romano e intensamente romanizada para convertirse en uno de los núcleos urbanos más importantes de la Bética, llegando a obtener incluso el privilegio de acuñar "moneda" con la leyenda latina “CARMO”, entre los siglos II y I a.C.


Tumba circular
Durante la Republica romana con Augusto y la pacificación de la Bética se refuerza la Puerta de Sevilla y se erige la Puerta de Córdoba, lo que da fe de la importancia estratégica de esta ciudad. Para su defensa fue rodeada de un "poderoso recinto amurallado". Distintas denominaciones nos dan una idea de la diversidad de pueblos que han dejado su legado en esta ciudad milenaria,  con abundantes testimonios de su pasado. A esta época pertenecen los restos arqueológicos de la Necrópolis junto con el anfiteatro.

La necrópolis que fue descubierta entre 1868 y 1869 de manera accidental cuando se iban a realizar unas obras de un camino. En 1881 el historiador Juan Fernández López, junto con el arqueólogo ingles Jorge Bonsor, confirma que allí se encontraba una necrópolis cuyos estudios realizados a las piezas encontradas coinciden con los rituales funerarios que se hacían en la época romana del emperador Claudio. El yacimiento data en torno al siglo I a.C. hasta el siglo II de nuestra era. Se piensa por la época que la forma de enterramiento era la incineración.

Durante el recorrido pudimos apreciar las señas de identidad del ámbito funerario romano donde se generalizan las cámaras excavadas en la roca, de carácter familiar los asentamientos y ritos funerarios de la época romana junto a su museo con piezas de más de 2.000 años de historia. Visitamos el mausoleo circular, la tumba del elefante y la tumba de Servilia. En todo el recinto funerario está presente el ciprés (Cupressus sempervirens), que otorga cierta solemnidad.
Tumba perteneciente a la patricia Servilia
Desde la parte más alta del museo se observa perfectamente el anfiteatro romano, tallado sobre la piedra. La antigua Carmo estaba ubicada en la antigua vía Augusta que vertebraban las comunicaciones de la provincia Bética Romana.
La palabra Necrópolis significa “ciudad de los muertos” y es como se denominaba en la Antigüedad a los cementerios del Mundo Mediterráneo. En el mundo romano se ubicaba fuera de la ciudad, en sus caminos de acceso. En la Necrópolis de Carmona se enterraban a los ciudadanos romanos de clase social más elevada. Los enterramientos podrían ser individuales –inhumación. ó colectivos –incineración. La etimología del término "inhumación" proviene del lat. «in» (en) y «humus» (tierra). «Acción de enterrar un cadáver» y el término "hipogeo" (del griego ὑπόγαιον) es el nombre dado a galerías subterráneas ó a pasajes excavados con funciones funerarias (hipogeo). En la necrópolis de Carmona el dios Attis, amante de la diosa Cibeles, tenía un santuario en la llamada tumba del elefante.

Elefante de la Necrópolis

En la cultura romana, como en tantas otras, era costumbre “viajar al más allá” acompañado de los objetos personales como piezas de cerámica, vasijas, pequeñas figurillas, adornos personales como joyas y otras pertenencias. Era necesario que el difunto llevara consigo una moneda, para pagar al barquero Caronte, que era el encargado de trasladarlo al otro mundo, según sus creencias. En la mitología griega, Caronte era el barquero del dios Hades (dios de los muertos que custodiaba las almas de los difuntos) el encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado a otro del río Aqueronte o río de la tragedia si tenían un una moneda para pagar el viaje, razón por la cual en la Antigua Grecia los cadáveres se enterraban con una moneda bajo la lengua. Aquellos que no podían pagar tenían que vagar cien años por las riberas del Aqueronte, tiempo después del cual Caronte accedía a portearlos sin cobrar. 
En la muerte también existían clases sociales.las tumbas están excavadas en roca con unas hornacinas llamadas loculi, que funcionan como nichos y en las que se colocaban las urnas con los restos del difunto.
El recinto amurallado es de origen romano reformado por los árabes
Dejamos atrás la necrópolis y el anfiteatro romano de la antigua “Carmo” y nos adentramos por la amurallada Puerta de Hispalis, bastión inexpugnable en la que Julio César definió acertadamente su grandeza militar con sus famosas palabras, nos preparamos para iniciar un nuevo recorrido por la Qarmuna musulmana hasta llegar hasta la monumental Puerta de Córdoba considerada el arranque de la Vía Augusta, en dirección a Córdoba. Pero eso ya pertenece a otra historia.
Desde la antigua "Carmo", para el Blog de mis culpas...


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