domingo, 26 de junio de 2011

Viaje a la antigua Elvira. Granada



 “Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada”.

Francisco A. de Icaza

El día 29 de mayo de 2004 visitamos con el Aula de la Experiencia de Morón la bella ciudad de Granada. Comenzamos en la Cartuja donde quedamos maravillados con la belleza de su iglesia, presbiterio y sacristía. Su claustro de orden dórico, con su refrescante patio donde un ciprés parece hablarle al cielo. Granada que ha sido guardada por los que nos precedieron para nuestro deleite cultural. Fue destino final de la ruta del Califato, cuando la Córduba musulmana tenía llegó a tener su máximo esplendor cultural.



"Granada es el Damasco de Al Ándalus, pasto de los ojos, elevación de las almas. Tiene una alcazaba inexpugnable, de altos muros y edificios espléndidos".

Al-Saqundi, siglo XIII

La ruta del Califato discurría entre Córdoba y Granada a lo largo de 180 kilómetros de trayecto. Comunica dos de las capitales mas importantes de la historia andalusí, Córdoba y Granada con algo de Jaén. Dos ciudades protagonistas y dos siglos de oro. De alcance universal el cordobés, refinado y dramático el segundo. Son los dos polos entre los que bascula el inmenso legado cultural, político y social que supuso la existencia de Al- Andalus, una civilización de rasgos únicos e irrepetibles, un territorio de leyendas, guarniciones, atalayas y alcazabas entre medinas, gentes y costumbres.

La ruta del Califato es una ruta marcada por dos elevaciones, Sierra Morena, en Córdoba, y Sierra Nevada, en Granada. Existían dos rutas: la primera pasaba por Castro del Río y Alcaudete y la siguiente ruta por Fernán Núñez, Aguilar de la Frontera, Lucena y Priego, uniéndose ambas en Alcalá la Real hasta llegar a Granada. Córdoba fue el foco cultural más brillante de todo Occidente, hasta su reconquista en 1236 por Fernando III el Santo y Granada hasta su caída en 1492 que se entregó a los RR.CC. por Capitulación, después de una guerra que duraría ocho años.



Las mezquitas constituían el escenario esencial de la vida cotidiana en las ciudades andalusíes. La oración, las enseñanzas, la administración de justicia y las relaciones sociales confluían en su interior y en su entorno. Se distinguían claramente tres elementos: torre, patio y sala de oración. Como nos dijeron nuestros cicerones en la antigua Córduba, desde el alminar, el almuédano llamaba a la oración a los fieles.

El patio servía para la limpieza ritual. La sala de oración, era un espacio espejado de proporciones rectangulares, dispuesto hacia un muro "al-qibla", orientado hacia la Meca. En el centro del muro se situaba el "mihrab", nicho vacío que señalaba la dirección de las plegarias. La mezquita mayor o aljama se situaba en el centro de las ciudades. En sus cercanías se localizaba la madrasa o escuela de estudios superiores y la alcaicería, el mercado urbano de mercancías más valiosas.


Generalife o Yan-nat-al-Arif


Junto a los espacios religiosos y civiles destacaban los recintos del poder, alcazabas y alcázares. Eran auténticas ciudadelas fortificadas que, además de elementos militares, contenían las residencias palaciegas de los gobernantes. La pervivencia del reino nazarí como islote musulmán durante mas de dos siglos se debió a varias causas: 
  • La primera su emplazamiento, al ocupar una región abrupta de la península, casi imposible de conquistar por las armas. 
  • La segunda al ser un reino tributario de Castilla, ya que para ésta era más rentable cobrar un impuesto que anexionarse un territorio difícil de asediar.
Granada ó Elvira situada al pie de Sierra Nevada, en la confluencia de los ríos Darro y Genil, ocupaba tres colinas, las hoy llamadas Sacromonte, Albaicín y la Sabika, desde la que dominaba una de las vegas más fértiles de Europa.

Amurallada definitivamente a comienzos del siglo XIV, la ciudad no dejó de crecer a causa de la política repobladora cristiana, que expulsaba a los musulmanes de los territorios anexionados.




La Alhambra "al-Qal'a al-hamra" constituye una muestra excepcional de este tipo de ciudades palatinas. Dotada con una treintena de torres que se distribuyen a lo largo de la muralla con una ronda interior del recinto para desplazarse las tropas con mayor rapidez. Se encuentra situada en la colina llamada al-Sabikat, que significa la colina de los ángeles. Un poeta del siglo XIV Ibn Zamrak escribió:

La Sabika es una corona sobre la frente de Granada,
en la que querrían incrustarse los astros.
Y la Alhambra (¡Dios vele por ella!)
es un rubí en lo alto de esa corona.

Es el mayor monumento legado por el Sultanato Nazarí (1.238-1.492). La argamasa empleada en su construcción, de una coloración rojiza a causa de cierta arcilla ferruginosa que formaba parte de su mezcla, fue la que originó el nombre con que se la conoció: Qalat al-Hambra, Fortaleza Bermeja.

Granada, con 70.000 casas y 400.000 mil habitantes fue el último reducto de los musulmanes en España, reino nazarí de que se constituyó tras el hundimiento del Imperio almohade. Su fundador, Muhammad I (1237-1273), pertenecía a la familia árabe de los Banu Nasr (de ahí Nazarí). Aparte de la capital, sus enclaves más importantes fueron Málaga y Almería.

Boabdil -Abu Abd Allah su nombre en árabe- (1459-1528), último rey nazarí de Granada (1482-1492). era hijo del rey de Granada Muley-Hacén ascendió al trono en 1482 tras una revuelta de la población del Albaicín a causa de los elevados impuestos, y obtuvo el respaldo de los Abencerrajes (familia noble granadina de origen africano) que se enfrentaron al clan de los zegríes, rivales que se les oponían).

La batalla de la Axarquía en la primavera de 1483 fue la última gran victoria de los musulmanes frente a los cristianos en la antigua al-Ándalus. La guerra civil que estalló en Granada, enfrentó a Boabdil que reinaba en la parte oriental del reino de Granada con su tío el Zagal que reinaba en parte occidental y facilitó el avance cristiano que avanzaban por Málaga y Ronda hacia Granada, sitiada desde la primavera de 1491.

A pesar de la defensa que de ella hicieron los musulmanes, Granada cayó el 2 de enero de 1492 donde el último rey nazarí entregará las llaves de Granada. Se permitió que Boabdil se retirase a la comarca granadina de las Alpujarras, pero más tarde se trasladó a Fez (Marruecos), donde murió.




Cuenta la famosa leyenda que, ante las lágrimas vertidas por Boabdil al abandonar Granada, su madre, Fátima, le dijo airada: “Llora como mujer lo que no supiste defender como un hombre". Pero será totalmente falsa ya que no existe constancia histórica del "Suspiro del Moro". Por el contrario, sí existe constancia escrita de que tal "suspiro" fue un invento del cronista-bufón de Carlos V, fray Antonio de Guevara, encargado de divertir al Emperador durante su estancia en la Alhambra durante 1526, lo que le traerá como premio el obispado de Guadix y Mondoñedo con alguna otra prebenda.

Nos quedamos extasiados por su encanto. Visitamos el Patio de Comares o de los arrayanes, el Patio de los Leones, la Sala de los Mocárabes, Palacio de Carlos V. La originalidad de este palacio radica que dentro de un rectángulo casi cuadrado, se ha colocado un patio circular de dos cuerpos con órdenes arquitectónicos grecorromanos: el dórico y el jónico.


Docentes y discentes del Aula de la Experiencia de Morón


Capital del último reino musulmán de la Península Ibérica, el patrimonio granadino tiene en los palacios de la Alhambra el recuerdo de una civilización hispanomusulmana de ocho siglos de duración, única por sus características y que constituye uno de los tesoros más preciados de la Humanidad.





El año 1492 para James Preston fue de capital importancia no sólo para la Historia de España sino para la historia del mundo con la expulsión de los judíos de Sefarad. Para la historia de los andalusíes fueron ochocientos años de cultura musulmana en la antigua Al-Ándalus. Y para la Iglesia será el "Annus mirabilis o de los milagros" con el comienzo de la evangelización de América y el ascenso de la Inquisición. 

En definitiva, vital para la historia del mundo con dos áreas de influencia: la española y la portuguesa.


Capitulación de Granada por Francisco Pradilla
1882


Posteriormente el 9 de abril de 1609, se repiten de nuevo las mismas escenas de amargura que con la expulsión de los judíos en 1492 ya que Felipe III decretó la expulsión de los moriscos [1609-1614]. Una falta total de altura de miras en base a una intolerancia política y religiosa, lo que tendrá como consecuencia más inmediata la disminución de la población, el abandono de los campos y huertas por falta de mano de obra, sobre todo en el reino de Aragón, Valencia y Murcia (más de 300.000 moriscos sobre una población de 8.000.000 de habitantes).

Desde la Alhambra de Granada con el Aula de la Experiencia de la tierra de Villalón, para el blog de mis culpas...



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